¿Qué me diría si le contara que somos parte de un gran sistema de aprendizaje? Una gran maquinaria de producción de conocimientos donde cada uno de nosotros es un engranaje. Casi parece que estuviera hablando de una Colmena o del Colectivo Borg… (Nota del autor: el comentario es para fanáticos de Star Trek).
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Pues bien, resulta que el solo hecho de utilizar la Web 2.0 nos convierte en parte de una red de aprendizaje que no se guía por la currícula formal, sino que aprende por la mera intencionalidad de saber. Si, tal como señala Marshal McLuhan, las tecnologías cambian el ritmo y escala de la actividad humana, la Web es el escenario socio-constructivista de Vygostky, pero multiplicado hasta el infinito.
Aprender como una red
La teoría del aprendizaje en red (LaaN por Learning as a Network) surgió como un intento de dar sustento pedagógico a los PLE. A fin de crear un marco teórico para los procesos del enseñar y del aprender se apeló a la compatibilidad de diversas teorías como el Conectivismo, la Teoría de la complejidad y el Aprendizaje de doble bucle, en un esfuerzo por integrarlos de manera que se complementaran entre sí (Chatti M. ,2013).
Si partimos del Conectivismo, contamos con un marco para establecer conexiones a nivel externo, conceptual y neural. Incluso el reconocimiento de patrones sería un aporte del Conectivismo. Desde este enfoque, lo que importa son las relaciones que se establecen entre los distintos actores de una comunidad educativa a los efectos de aprender.
El aprendizaje de doble bucle, por su parte, explica la forma en que el estudiante alterna estrategias para poner a prueba conjeturas sobre lo que está estudiando. Las corrientes didácticas más utilizadas están orientadas a un aprendizaje prescriptivo; establecen los algoritmos esperados para encontrar una solución a un problema específico y se espera que el estudiante infiera, deduzca y generalice las soluciones para poder utilizar el mismo conocimiento en otros contextos. Se espera que el estudiante siga una serie de pasos lineales de los que no debería apartarse para asegurar un aprendizaje invariable.
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En contraste con aquellos modelos que podríamos denominar clásicos, el aprendizaje de doble bucle le da al estudiante la autonomía para analizar de forma crítica si conviene seguir una línea de pensamiento o conviene cambiar a otra. A la base de este enfoque se encuentra el aprendizaje por ensayo y error, la interpelación de teorías y el diseño curricular flexible. En efecto, el estudiante ensaya a cada paso micro-hipótesis sobre la base de lo que va leyendo; luego, pone a prueba aquellas conjeturas y las contrasta con nuevas cogniciones. Si estas conjeturas pueden verificarse, entonces se produce un refuerzo de los saberes previos. Por el contrario, si un nuevo saber entra en contradicción con lo supuesto, entonces puede volver sobre sus pasos para cuestionarse sobre lo aprendido y subsanar errores de aprendizaje.
La teoría de la complejidad juega aquí un papel importante. Para experimentar con este tipo de aprendizajes, es necesario eliminar los contextos de certidumbre que caracterizan a la educación tradicional basada en prescripciones y respuestas esperadas. Las teorías de la complejidad muestran que los procesos complejos tienen resultados impredecibles. En el caso de la Educación, al poner en juego Internet, la multiplicidad de recursos educativos y el potencial de conectarse con millones de personas, el proceso de aprendizaje se aleja de lo conocido en el aula. Ya no es el discurso de un solo docente, un solo libro, un solo apunte. El estudiante, indagando a su libre albedrío, puede llegar a lugares inesperados. Lo que -por cierto- es sumamente deseable para trabajar en escenarios de cambio rápido y permanente como la realidad actual.
Cuando hablamos de espacios de aprendizaje centrado en el alumno el punto de partida es el Entorno Personal de Conocimiento (PKN, por Personal Knowledge Network). Y para cada estudiante su PKN es una colección adaptativa de nodos de conocimiento y conocimiento para la práctica (Chatti M. ,2013).
De lo expuesto se desprende una concepción particular del estudiante:
- debe ser un buen productor de redes de conocimiento (knowledge networker); y
- que aproveche el contexto de aprendizaje de doble bucle (Chatti M. , 2013).
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Para Chatti (2013), un buen productor de redes sociales tiende a crear, fortalecer y administrar su red externa para ampliar los nodos de conocimiento. Es capaz de identificar conexiones, reconocer patrones, identificar los nodos más fructíferos, aprender de múltiples fuentes y ayudar a los demás a construir sus propias redes. Más aún, para sacar partido del doble bucle, debe ser capaz de sus propias representaciones de las teorías-en-uso, reflexionar, ser autocrítico, poner a prueba y -eventualmente- reconfigurar su esquema de teorías-en-uso.
El otro concepto clave de la teoría LaaN es el de ecologías del conocimiento. Se considera Ecología de conocimiento a la red interconectada por lazos débiles de cada PKN individual, de la cual emerge, de abajo hacia arriba, un paisaje intensivo complejo de conocimientos. En otras palabras, la suma de múltiples PKN resultarían en un entorno sinérgico más complejo, del cual nacen propiedades emergentes como las entidades autoorganizativas y que, en términos de la teoría de la complejidad, evoluciona de maneras que no se pueden anticipar ni predecir (Chatti, Schroeder, & Jarke, 2012).
Determinismo del orden y la rebelión del caos
Dentro de las teorías de la complejidad, la teoría del caos explica y predice que pequeñas variaciones en las condiciones iniciales pueden dar lugar a grandes variaciones en el resultado final. En esencia, dentro de una cadena causal, las consecuencias se vuelven cada vez más difíciles de predecir conforme pasa el tiempo. ¡Chino básico! -dirá usted. Y sí, más o menos.
Trataré de ser más claro. Resulta que, en un modelo educativo clásico y predictivo, hay una serie de consecuencias que son relativamente fáciles de prever. Supongamos que un docente prepara una clase de 20 minutos y luego propone una actividad en el aula para resolver con un cuadernillo de cátedra. Sin pérdida de generalidad imaginemos que es una clase de biología sobre el ojo humano. El docente explicó el funcionamiento del ojo, luego entrega un cuadernillo con su descripción anatómica y se les pide a los alumnos que dibujen en sus cuadernos dicho órgano nombrando sus partes componentes.
Fuente: Ojo humano (Wikipedia)
¿Puede imaginar el resultado de esta clase? ¡Sí! Es bastante fácil prever los resultados dada la linealidad de todo el proceso. Sabemos cómo resultará en general, sabemos que habrá algunas pocas variantes en los resultados y hasta podemos anticipar que habrá un primer momento de concentración y silencio seguido de un murmullo que se incrementará hasta que la mayoría estén hablando a los gritos. Digamos que esta didáctica es en su mayor parte determinista.
El contraste es que en el modelo LaaN las variaciones iniciales van a dar lugar a múltiples consecuencias. Empecemos de nuevo. Subimos una clase sobre la anatomía del ojo humano a la Web. Un número indeterminado (desconocido) de docentes encuentra la clase en la Nube y la aprovechan para sus aulas. Algunos la modifican, otros la complementan, otros la dejan igual. Luego están quienes llegan a la clase virtual sin otro propósito que el de satisfacer una curiosidad. Finalmente, el conjunto de todos quienes aprendieron desde la clase virtual estará compuesto por personas de distintas nacionalidades, distintas lenguas maternas, distintas edades y distintos conocimientos previos. En este nuevo escenario ¿podemos imaginar el resultado de este aprendizaje?
Se puede argumentar que todos estos sistemas son deterministas y que conociendo sus condiciones iniciales y partes componentes, el resultado final es predecible. El problema es que no conocemos todas las variables. Por lo tanto, cuando hablamos de caos y complejidad, tenemos que abrazar la incertidumbre.
En términos educativos es sumamente disruptivo pensar modelos didácticos no prescriptivos.
Usted está aprendiendo como una red, justo ahora (quizás)
Si está leyendo este texto desde el blog en el que fue publicado entonces está aprendiendo en una red, la Web, y como parte de una red de aprendizaje -LaaN. Es así como funciona. Y pasa todo el tiempo.
Lo hacemos todo el tiempo y casi sin pensar. Leemos y publicamos en Facebook, Instagram, Twitter, Blogger. Vemos videos de YouTube y un día publicamos un video propio. Estudiamos, aprendemos, producimos, enseñamos. Los roles empiezan a difuminar sus fronteras. Paradójicamente los intentos de utilizar esta forma de aprendizaje institucionalmente suelen restringir la principal virtud de este modelo: la libertad del estudiante de aprender guiado por su propia intencionalidad.
Para seguir conversando
Todas estas teorías explican y predicen formas de conocer que se dan en la realidad. Lo interesante aquí es ver qué fenómenos educativos pueden explicar y una forma divertida de hacerlo es indagarse sobre las propias experiencias. Estoy seguro de que usted ya ha estudiado y aprendido en red. Desde una receta de cocina buscada en la Web, hasta información para preparar una clase, aprender en red es una práctica cada vez más habitual. Entonces, mi pregunta para usted es ¿Qué experiencia de aprendizaje le recuerda el modelo LaaN? Por favor, comparta su opinión en el cuadro de comentarios debajo de este artículo.
¡Nos seguimos leyendo!
Enrique Facundo Ruiz Blanco
Fuentes consultadas
Chatti, M. (11 de enero de 2013). The
LaaN Theory. Obtenido de Mohamed Amine Chatti's ongoing research on
Knowledge and Learning: http://goo.gl/eg66oS
Chatti, M. A., Schroeder, U., &
Jarke, M. (2012). LaaN: Convergence of knowledge management and
technology-enhanced learning. IEEE Transactions on Learning Technologies, 5(2),
177-189. doi:doi:10.1109/TLT.2011.3
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