Quiero que piense unos instantes en cómo estudia; para ser más específicos, quiero que repare en su lugar favorito, el momento del día o el día de la semana, si pone música o si apaga el televisor, si se sirve un café o si prepara el mate, sólo o acompañado… en fin, en todo lo que le rodea cuando estudia cómodamente. La clave aquí es pensar en esos momentos en los que estudiar es un placer ¿Ya pensó en el escenario ideal para usted? Bien, este artículo trata justamente de eso, de los entornos desde los que aprendemos mejor, pero también de cómo han evolucionado en el tiempo.
Cómo estudiamos cuando estudiamos
A fin de entender qué condiciones favorecen el aprendizaje, me di a la labor de consultar entre alumnos, docentes y conocidos cuáles eran sus hábitos favoritos para estudiar. Para ser más específicos, les pedí que se centraran en aquellas condiciones de contexto que hacen del proceso de estudiar algo placentero y que, por tanto, hicieran más productivo el esfuerzo. Llegaron muchas respuestas y muy variadas también. Por ejemplo:
- “Me gusta estudiar a la mañana en el patio, siempre me llevo una manzana para comer…”
- “Yo sólo puedo estudiar de noche, cuando todo está callado. Me gusta sentarme en la cocina con la netbook”
- “Yo me pongo con el mate y la compu en el balcón”
- “No puedo estudiar sola, necesito que alguien me lea los apuntes y ahí aprendo”
De esta forma encontré decenas de respuestas, todas diferentes, pero con características comunes: siempre hay un lugar, un momento, una situación social y una forma de aprender. Cuando se reúnen estas condiciones entonces el aprendizaje avanza con fluidez.
Para estudiar bien, se tienen que cumplir condiciones que son distintivas de cada persona. Pero por encima de todas las variantes aparece un factor tecnológico constante. Hoy no se puede pensar el estudio sin recurrir a Google. Atravesar un texto supone encontrar palabras nuevas, referencias a conceptos que se presuponen conocidos como así también la bibliografía recomendada. Para todo esto y mucho más está la Web. Algunos estudian con la computadora, otros con una Tablet y otros con el celular, pero la Web está siempre ahí, como fuente infinita de información.
Nuestro espacio para estudiar es tanto material como virtual. Necesitamos acceder a sitios Web, plataformas educativas, YouTube, TEDed y libros en PDF. Esta red ampliada de recursos digitales es una parte esencial del hábito de estudio y tiene nombre: Entorno Personal de Aprendizaje.
Entorno Personal de Aprendizaje
Castañeda y Adell (2013) ubican las primeras discusiones sobre el concepto de PLE en el marco del proyecto NIIMLE (Northern Ireland Integrated Managed Learning Environment) financiado por el Jisc (el Joint Information Systems Committee de Gran Bretaña). Por aquel entonces, se asociaba el término con los entornos virtuales de aprendizaje centrados en la institución, pero se esperaba que evolucionara para incluir recursos de diversas fuentes externas. En 2004, la temática había cobrado tal interés que la Jisc incluyó una sesión específica en su congreso para el tratamiento de un entorno virtual centrado en el alumno al que llamaron Personal Learning Environment. Esa fue la primera vez que se utilizó oficialmente el término y por tradición, su acrónimo pasó a ser PLE.
Del congreso de 2004 de Jisc, surgió una primera corriente de pensamiento basada en los postulados esbozados por el proyecto NIIMLE que entendía al PLE como un artefacto tecnológico como extensión natural de las plataformas educativas. Esta línea era sostenida por Wilson, Van Harmelen, Taraghi, Vavuola, Sharples y Casquero, entre otros. Por otro lado, surgía otra corriente que pensaba a los PLE como una idea pedagógica sobre cómo aprenden las personas con el uso de la tecnología. Este segundo enfoque era respaldado por autores como Attwell, Waters, Downs, Castañeda y Adell, entre otros. Ya desde el punto de vista tecnológico las implicancias son muy distintas. El primer abordaje de la Jisc se enmarcaba en las corrientes tecnológicas instrumentales o artefactuales, que dejan en segundo plano la acción docente y que sostienen que es la tecnología y no las personas quienes provocan los cambios culturales. La corriente que considera al PLE como una idea pedagógica (Attwell, 2007), por su parte, se encuadra en el enfoque tecnológico-cognitivista; es decir, el centro no es la tecnología sino el significado que el ser humano le otorga. El valor educativo, por lo tanto, está dado por el sentido pedagógico de la tecnología, mientras que lo metodológico instrumental debe ajustarse a la estrategia didáctica del docente.
A partir de estas dos primeras corrientes se multiplicaron los aportes que enriquecerían ambas corrientes. Tras años de trabajo con las principales controversias resueltas, se pudieron trazar los primeros puntos de consenso. Hacia el 2012, el PLE era un punto de partida para nuevas y superadoras propuestas educativas (Castañeda & Adell, 2013).
Definiciones
Adell y Castañeda (2010, pág. 23) habían ensayado una base conceptual definiendo a los PLE como:
... el conjunto de herramientas, fuentes de información, conexiones y actividades que cada persona utiliza de forma asidua para aprender
Esta primera aproximación buscaba resaltar la forma en que las personas configuran y utilizan sus entornos de aprendizaje. El punto de partida es el sujeto de aprendizaje, que elige sus recorridos, que utiliza la Web, las redes sociales, las bases de datos científicas y demás recursos para ganar conocimiento sobre un tema. El entorno de aprendizaje así́ pensado no colisiona con el currículo, las actividades del aula o los trabajos prácticos, sino que suma posibilidades de acceso al conocimiento. Es el estudiante que puede leer un libro mientras viaja en el colectivo, hacer un trabajo práctico en grupo cuando él y sus compañeros se conectan por chat e, incluso, la posibilidad de encontrar las fuentes bibliográficas sin tener que hacerse presente en la biblioteca. Entonces, a las experiencias clásicas que configuraban los escenarios de aprendizaje en la educación tradicional, las tecnologías actuales aportan nuevas practicas donde las redes obtienen un sentido pedagógico. Las aplicaciones, los servicios y las redes sociales de la Web 2.0 forman una trama de procesos individuales y colectivos, que configuran una ecología del aprendizaje (Castañeda & Adell, 2013).
Los mismos autores, sobre esta base de aquellos postulados, siguieron evolucionando el concepto de PLE para contemplar su uso técnico: las estrategias. Así́ partes componentes de un PLE era:
- herramientas y estrategias de lectura: las fuentes de información a las que accedo que me ofrecen dicha información en forma de objeto o artefacto (mediatecas);
- herramientas y estrategias de reflexión: los entornos o servicios en los que puedo transformar la información (sitios donde escribo, comento, analizo, recreo, publico) y
- herramientas y estrategias de relación: entornos donde me relaciono con otras personas de/con las que aprendo (Castañeda & Adell, 2011).
La siguiente ilustración muestra la jerarquía de los componentes presentados:
Fuente: adaptado de Castañeda & Adell (2013, pág. 18)
Las fuentes de información constituyen el primer componente de un PLE. En la educación tradicional este componente consta en su mayor parte de material bibliográfico y el medio predominante la palabra escrita. Tal como quedó documentado en el trabajo de Morduchowicz, los hábitos de estudio se alejan del libro impreso para moverse hacia los libros digitales, los videos (particularmente los videotutoriales) y los contenidos multimedia interactivos que ofrece la Web (Morduchowicz, 2008). El hipertexto es mas adecuado para los tiempos que corren, tanto porque es interactivo y permite saltar de un contenido a otro a través de los enlaces, como por una práctica tan frecuente como infame, la de copiar y pegar. La búsqueda de información, por lo tanto, se basa tanto en la lectura como en revisión interactiva de recursos multimedia.
A su vez, esta apropiación de información dispara múltiples procesos mentales a fin de otorgarle sentido a los saberes construidos. La reflexión sobre la información revisada da lugar a procesos de reconstrucción del conocimiento para integrar lo nuevo a los constructos cognitivos adquiridos previamente. Estos mecanismos son de reflexión, categorización, reorganización, priorización, reelaboración, abstracción, síntesis y aplicación en problemas contextualizados.
Para que este esfuerzo de representación e interpretación se consolide en un aprendizaje significativo, debe estar presente un espacio para la reelaboración. Es aquí donde aparecen servicios y herramientas de autoría para la publicación de contenidos: los blogs -entendidos como bitácoras textuales, en video o multimediales, plataformas de video como YouTube, los muros de las redes sociales, las plataformas educativas y los canales de comunicación que permiten interconectar estos recursos (Ausubel, 2002; Castañeda & Adell, 2013).
Es así́ como llegamos a uno de los componentes mas distintivos y relevantes del PLE: la posibilidad de compartir lo aprendido. Las personas y sus interacciones se constituyen en fuente y construcción colectiva del conocimiento. Así́ el PLE es un entorno personal e individual en donde lo propio es parte de la comunidad. Es un círculo que se cierra en el mismo punto de partida. Las personas aprenden de las múltiples fuentes de la comunidad educativa, a la que volverán en sus producciones con nuevos aportes enriquecidos.
Castañeda y Adell (2013) hablan de una red personal de aprendizaje como el componente del PLE que permite comunicar conceptos, reflexionar en forma grupal, debatir y reconstruir el conocimiento, evacuar dudas, preguntar lo que se desconoce y compartir lo aprendido. Atendiendo al contexto de desarrollo social y tecnológico, para estos autores, la posibilidad de compartir en conocimiento es la parte mas importante del PLE.
La siguiente tabla resume las herramientas, los mecanismos y las actividades de cada componente de un PLE:
Fuente: adaptado de Castañeda & Adell (2013)
Implementación
Los PLE como concepto tecnológico no están sujetos a una sola implementación. En el ámbito de la educación superior suele implementarse a través de un LMS como, por ejemplo, Moodle. Para la educación inicial y media suelen utilizarse Leoteca, Edmodo o Neo LMS sólo que, en estas últimas, las opciones de personalización para el estudiante son pocas. En el otro extremo se encuentran herramientas populares como Diigo y Netvibes, con muchas opciones de personalización, pero con costo de suscripción.
Sin embargo, se puede implementar un PLE básico con tan sólo utilizar un gestor de marcadores (bookmarks) tal como: Booky, Atavi o Raindrop.
De ahora en más, cuando vaya a estudiar, puede tener a mano un conjunto de marcadores hacia sus fuentes más consultadas. O bien crear para sus alumnos un conjunto de marcadores con todos los enlaces que necesitarán para comenzar. Los PLE son herramientas sociales para compartir y aprovechar colectivamente así que mientras mayor sea la red de usuarios mejor.
Para seguir conversando
Seguramente volveré en otras publicaciones a hablar de PLE porque es un concepto que sigue creciendo conforme emergen nuevas tecnologías. Por ahora mi pregunta para usted es ¿qué recursos de la Web les recomendaría a sus alumnos? Por favor comparta sus experiencias en el cuadro de comentarios.
¡Nos seguimos leyendo!
Enrique Ruiz Blanco
Trabajos citados
Adell, J., & Castañeda, L. (2010). Los Entornos Personales de Aprendizaje (PLEs): una nueva manera de entender el aprendizaje. En R. Roig Villa, & M. Fiorucci, Claves para la investigación en innovación y calidad educativas. La integración de las Tecnologías de la Información y la Comunicación y la Interculturalidad en las aulas. Roma: Alcoy.
Attwell, G. (1 de 2007). Personal Learning Environments - the future of eLearning? Obtenido de elearningpapers: http://goo.gl/bEB919
Ausubel, D. (2002). Adquisición y retención del conocimiento. Una perspectiva cognitiva. Barcelona: Paidós.
Castañeda, L., & Adell, J. (2011). El desarrollo profesional de los docentes en entornos personales de aprendizaje (PLE). En R. Roig Vila, & C. Laneve, La práctica educativa en la Sociedad de la Información: Innovación a través de la investigación (págs. 83-95). Marfil: Malfoy.
Castañeda, L., & Adell, J. (2013). Entornos Personales de Aprendizaje: claves para el ecosistema educativo en red. Alcoy: Marfil.
Morduchowicz, R. (2008). La generación multimedia. Significados, consumos y prácticas Culturales de los jóvenes. Buenos Aires: Paidós.
Imágenes de Pixabay
El hipertexto me parece un recurso especialemente poderoso porque no solo permite sacarnos dudas al instante sino que nos permite personalizar un texto o un conjunto de saberes. Gracias a la hipertextualidad, el alumno puede elegir en qué área del conocimiento puede especializarse más.
ResponderEliminarGracias por los comentarios ¡Saludos!
EliminarMe ha servido mucho tanto en mi rol de estudiante como de docente, la utilización de videos, foros y como dice Mónica, los hipertextos. Me parece que genera mucho dinamismo al aprendizaje y sobre todo, el impacto de las imágenes (tanto desde ver un dibujo que represente algo como el autor de una teoría compartiendo su propia forma de pensar su teoría) tienen gran repercusión en cómo incorporamos lo que aprendemos.
ResponderEliminarTal cual, las imágenes y los textos se procesan de forma diferente en el cerebro. Uno como docente juega con estos estímulos para construir de la mejor manera posible el discurso ¡gracias por los comentarios!
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