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La IA no viene a reemplazarnos

Una y otra vez, con cada nueva tecnología asoman todos los miedos que se esconden en nuestro interior. Después de un tiempo estos miedos desaparecen, pero el inicio siempre genera temor. Ya he escrito muchas veces sobre este fenómeno denominado narciso-narcosis (McLuhan & Zingrone, 1998). Por lógica, este fenómeno se tenía que repetir, una vez más, con la inteligencia artificial (IA). Y, de todos los miedos que provoca, hoy voy a centrarme en uno específico: el miedo a ser reemplazado. Es decir, el miedo de que uno mismo quede obsoleto.

Vamos a hablar.

Antropomorfismo

Llamamos antropomorfismo al fenómeno por el cual le atribuimos cualidades o rasgos humanos a un animal o a una cosa. A las tecnologías que conocemos e incorporamos en nuestras vidas por conveniencia, solemos asociarles cualidades positivas. Pero, cuando se trata de tecnologías que, por cualquier razón, suponen un riesgo, entonces los vínculos simbólicos son negativos. 

Es muy común ver en las nuevas tecnologías amenazas que son eminentemente humanas. De estas, la más común es atribuirles agencia e intencionalidades. Vamos con algunos ejemplos: las computadoras aumentan la brecha digital, los celulares aíslan a nuestros jóvenes y, claro está, la IA nos va a reemplazar. Estas frases suelen aceptarse muy rápido, porque a primera vista tienen sentido. El problema es que solo están disfrazadas de sentido, en el fondo son pura contradicción.

Solo por jugar volvamos sobre los ejemplos anteriores: las computadoras no provocan la brecha digital, a la base de esta cuestión está la distribución inequitativa de la riqueza que está determinada por políticas de las clases dominantes. Los celulares, en tanto medios de comunicación, no aíslan a las personas; en todo caso, les permiten a los jóvenes comunicarse con personas que conocen en las redes sociales con quienes tienen intereses en común en vez de vecinos o compañeros de colegio. No casualmente, estos contactos fueron seleccionados por algoritmos por su afinidad de pensamiento.

El supuesto de base es la intencionalidad, una cualidad humana. Es como si las computadoras, los celulares y las IA tuvieran un plan siniestro en contra de la humanidad. Sin embargo, son solo circuitos programados por otras personas. Quizás esa sea la única cualidad humana, la forma en que se diseñaron. Por lo demás, son dispositivos que no tienen ganas de hacer nada. Es más, si los apagamos, se van a quedar apagados. Y si por alguna razón mágica materializaran estos supuestos planes diabólicos, tampoco es que saldrían a celebrar. En serio, no les interesamos en absoluto. 

Pero lo más llamativo es que se piense en tecnologías que reemplazan a las personas. Las IA funcionan cuando una persona escribe un prompt. Si las IA reemplazaran a todas las personas, ¿quién quedaría para escribir los prompts

El miedo real no es a las tecnologías, sino a lo que las personas pueden hacer con ellas. Cuando atribuimos cualidades e intenciones a la tecnología, lo que en realidad estamos haciendo, es ponerle una imagen a los miedos que le tenemos a las personas. Sin embargo, este miedo está desplazado, es esquizoide, está alejado de su origen. Bien haríamos en centrar nuestro análisis en lo que realmente puede pasar.

Digámoslo así: las IA no van a reemplazar a las personas; pero las personas que utilicen IA pueden sustituir a quienes no quieran usarlas, en un mercado laboral sumamente competitivo. 

Inteligencia aumentada

La inteligencia aumentada se refiere a la combinación de capacidades humanas con la IA para mejorar la toma de decisiones y el rendimiento en diversas áreas. La inteligencia aumentada busca potenciar las habilidades cognitivas y emocionales humanas a través de la colaboración con sistemas de IA. Papageorgiou y colaboradores (2016) sostienen que es posible aumentar la inteligencia de las personas cuando se combina sus capacidades cognitivas con los aportes de la IA.

La interacción entre la inteligencia artificial y la humana es un aspecto crucial que a penas comenzamos a comprender ya que se trata de un fenómeno incipiente. Por el momento nos preguntamos cómo reconfigurará los entornos sociales, las prácticas educativas y la vida laboral. 

Más interesante aún, es todo lo que no podemos prever. Es muy probable que la interacción IA-humano, genere propiedades emergentes. El concepto de propiedad emergente se refiere al efecto impredecible de un sistema complejo que surge como resultado de las interacciones y relaciones entre sus partes constituyentes, y no es reducible a las propiedades de sus partes individuales (Kaidesoja, 2009).

En síntesis, la estrategia debe centrarse en utilizar las IA de manera colaborativa para aumentar nuestras propias capacidades cognitivas.

Adaptarse en un mundo líquido

Al decir de Zygmunt Bauman vivimos en un contexto líquido que requiere nuestra constante adaptación. En el contexto que estamos discutiendo es fundamental desarrollar habilidades que complementen las capacidades de la inteligencia artificial. Algunas estrategias incluyen:

  • Habilidades blandas: creatividad, empatía, resolución de problemas complejos y pensamiento crítico.
  • Tareas complejas: cultura, artes, evaluación, intuición, juicio crítico, ética, e interacción social.
  • Aprender a aprender: La actualización constante de habilidades y conocimientos en un mundo líquido.
  • Trabajo colaborativo con la IA: Aprender a trabajar en conjunto con la IA, aprovechando sus capacidades para mejorar la eficiencia y la calidad del trabajo humano.
  • Toma de decisiones: capacidad para buscar y encontrar rápidamente información relevante para la toma de decisiones estratégicas con la asistencia de la IA.

Es cuestión de delegar las tareas en las que somos más débiles y reforzar las habilidades en las que somos más fuertes. A los seres humanos se nos complica procesar y relacionar grandes volúmenes de información, por eso es mejor delegarlo en las IA. Por otra parte, las IA no tienen (por ahora) conciencia ni propósitos; de allí que nosotros debamos aportar el análisis contextualizado y la responsabilidad ética.

Para seguir conversando

Es totalmente entendible que las IA nos produzcan ansiedad, miedo e incertidumbre. Esto sin contar la tensión y cansancio que nos genera la constante aparición de nuevas tecnologías. Sin embargo, ante los cambios incesantes, podemos adoptar una actitud positiva y proactiva. 

Mi pregunta para usted es: ¿qué piensa de la IA? ¿En qué podría utilizarla a su favor? Por favor, comparta su experiencia en el cuadro de comentarios.

¡Nos seguimos leyendo!


Fuentes consultadas

Bauman, Z. (2003). Modernidad líquida. México: Fondo de Cultura Económica.

Kaidesoja, T. (2009). Bhaskar and bunge on social emergence. Journal for the Theory of Social Behaviour, 39(3), 300-322. https://doi.org/10.1111/j.1468-5914.2009.00409.x

McLuhan, E., & Zingrone, F. (1998). McLuhan escritos esenciales. Buenos Aires: Paidós.

Papageorgiou, E.; Christou, C.; Spanoudis, G.; Demetriou, A. (2016). Augmenting intelligence: Developmental limits to learning-based cognitive change, Intelligence, Volume 56, 2016, Pages 16-27, ISSN 0160-2896. https://doi.org/10.1016/j.intell.2016.02.005.



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