En un mundo ideal todos podríamos elegir nuestra profesión, lugar de trabajo, sueldo y edad jubilatoria. Ah… qué lindo sería un mundo así. Pero no. De hecho, apenas podemos elegir la profesión y -con suerte- dónde trabajar. Lo demás es cuestión de adaptarse lo mejor posible y esto no siempre sale bien.
En este artículo revisaremos uno de esos momentos de la vida en los que uno quisiera tener otro trabajo, pero debe aceptar la tarea que se le encomendó y acomodarse de la mejor manera posible. En concreto veremos qué estrategias han utilizado los docentes que nunca eligieron las tecnologías educativas, pero tuvieron que dar clases virtuales por las medidas sanitarias necesarias para afrontar la pandemia de SARS-COV-2. Estamos hablando de docentes se vieron forzados a lidiar con una situación tan inesperada como inevitable. Entramos al mundo de las estrategas de afrontamiento.
¿Qué son las estrategias de afrontamiento?
Podemos pensar a las estrategias de afrontamiento como el esfuerzo que hacemos para resolver las situaciones de nuestra vida que percibimos como una amenaza y que sentimos que nos desbordan. En la mayoría de los casos se lo relaciona con el estrés, es decir, con estas situaciones que nos desgastan porque no las podemos manejar o evitar.
En este campo la teoría dominante de las últimas décadas es la de Lazarus y Folkman (1984). Esta corriente define el afrontamiento como “los intentos cognitivos, emocionales y conductuales para manejar demandas que son evaluadas como exigentes o que exceden la propia capacidad del individuo para adaptarse. El afrontamiento es cualquier esfuerzo para manejar el estrés y se evidencia su ejecución mediante las acciones de las personas para evitar ser dañadas por las adversidades de la vida” (Castaño y León del Barco, 2010, p. 246).
El tema es súper interesante, pero viene a colación porque la pandemia de COVID-19 provocó el cierre de los edificios escolares y dejó como única opción la educación mediada por tecnología. Los docentes que nunca hubieran elegido las TIC se vieron enfrentados a una situación que no deseaban, para la que no estaban preparados y sin margen de maniobra, porque los alumnos los estaban esperando del otro lado de las pantallas. Estuvieran preparados o no.
Así las cosas, los docentes se adaptaron y lo interesante fue ver cómo lo hicieron.
Buenas y malas estrategias de afrontamiento
Folkman y Lazarus (1988) proponían dos grandes dimensiones de afrontamiento: a) enfocado en lo emocional y b) enfocado en el problema. A partir de este trabajo Frydenberg y Lewis (2011) propusieron modelos más complejos de manera tal que en la actualidad se trabaja con un modelo de 20 estrategias de afrontamiento. Frydenberg (2020) lo agrupa en dos ejes y desagregando el primero:
- Estrategias productivas
- Afrontar el problema
- Acudir a otros
- Estrategias inproductivas
Entonces hablamos de afrontamiento productivo cuando la persona confía en sí misma o en su entorno, busca soluciones, es positiva, piensa calmadamente y acepta ayuda. Muy distinto de cuando la persona no quiere hacer nada para resolver el problema, se sumerge en pensamientos negativos, se enoja, hace berrinches o rechaza toda ayuda externa; éste último sería el afrontamiento inproductivo.
En un
importante estudio llevado a cabo por Marsollier y Expósito (2021) se identificaron las estrategias de afrontamiento utilizadas por los docentes cuando, por disposiciones nacionales, debieron dictar clases desde la virtualidad. En dicha investigación científica 777 voluntarios -entre docentes y directivos- de la provincia de Mendoza, Argentina, resolvieron la prueba psicométrica
Brief COPE-28 de estilos de afrontamiento.
Los resultados de este estudio mostraron que la mayoría de los educadores elegían estrategias productivas. Marsollier y Expósito (2021) interpretaron que fue este tipo de afrontamiento lo que posibilitó que se pudiera pasar de la enseñanza presencial a la virtual sin formación ni tiempo para llevar a cabo una planificación didáctica.
Esta conclusión no es menor porque el logro hubiera sido inimaginable tan solo un año antes de la pandemia. En efecto, muchos otros programas educativos gubernamentales centrados en la educación mediada por tecnologías fracasaron por obstáculos como la formación docente, los recursos tecnológicos o la oposición del cuerpo docente, por citar los más recurrentes.
Por ello, se podría haber esperado que la educación fracasara en un contexto donde no había ni tiempo ni dinero para invertir en un plan de educación virtual. Por el contrario, el estudio de Marsollier y Expósito (2021) sugiere que las estrategias de afrontamiento más empleadas por los voluntarios fueron:
- Afrontamiento activo: mitigar aquello que causa estrés. Por ejemplo, en vez de centrarse en la angustia que provoca el aislamiento, llevar el pensamiento hacia la búsqueda de soluciones.
- Aceptación: admitir que la situación estresante es real. Esta aceptación habilita a realizar afrontamientos activos. La negación, al desconocer el problema obtura la búsqueda de soluciones.
- Planificación: acciones orientadas a resolver el problema.
- Reinterpretación positiva: consiste en ver el lado positivo de la realidad. Por ejemplo: “bueno, no puedo salir de casa, pero tengo más tiempo para ver Netflix”
Asimismo, las estrategias de afrontamiento ineficaces como el uso de sustancias, la desconexión, la negación, el humor, el desahogo y la autoinculpación fueron las menos utilizadas. Menos mal.
Para seguir conversando
Las estrategias de afrontamiento del individuo parecen guardar relación con el contexto cultural, social y político en el que viven. En otras palabras: otros países podrían mostrar otros valores así que sería un poco arriesgado generalizar los resultados. Sin embargo, tiene sentido pensar estos hallazgos en clave individual.
Ante una crisis como la del COVID nuestros estilos de afrontamiento pueden determinar si seguimos operando en nuestra realidad o nos sumergimos en pensamientos depresivos; si seguimos trabajando o si tenemos que pedir una licencia por enfermedad; si seguimos acompañando a nuestros estudiantes o los dejamos en manos de otro docente.
Y ahora mi pregunta para usted es ¿cuál es su estilo de afrontamiento? ¿cómo se sintió con esta pandemia? ¿pudo utilizar las TIC?
¡Nos seguimos leyendo!
Enrique Facundo Ruiz Blanco
Fuentes consultadas
Castaño, E.; León del Barco, B. (2010). Estrategias de afrontamiento del estrés y estilos de conducta interpersonal. International Journal of Psychology and Psychological
Dawadi, S.; Giri, R.; Simkhada, P. (2020): Impact of COVID-19 on the Education Sector in Nepal - Challenges and Coping Strategies. Sage Submissions. Preprint. https://doi.org/10.31124/advance.12344336.v1
Frydenberg, E. (1997). Adolescent coping: Theorical and research perspectives. Londres: Routledge.
Kerres, M. Against All Odds: Education in Germany Coping with Covid-19. Postdigit Sci Educ 2, 690–694 (2020). https://doi.org/10.1007/s42438-020-00130-7
Therapy, vol. 10, núm. 2, junio, 2010, pp. 245-257. Universidad de Almería. Almería, España
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