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3 razones para dejar de hablar de nativos digitales

Todos han escuchado hablar de los nativos digitales. Este concepto -que no comparto en absoluto- imagina a los nativos digitales como los jóvenes de la Era Digital que heredarán la Tierra. Los nativos digitales saben utilizar la tecnología porque nacieron con ella y no le tienen miedo. Son los Milenials y pueden con todo. Los que nacieron antes caerán en el olvido, serán fagocitados por la triste extinción, como los dinosaurios que son, por obsoletos, por no haber tenido una PlayStation junto a la cuna. Y porque jamás, jamás podrán usar la tecnología con la misma eficiencia.

¡Uf! ¡Me exaspera! Cuando escucho este tipo de cosas me enojo en serio.


Fuente: Pixabay

Bueno, me calmo un poco para poder seguir. Seguramente en algún momento haya escuchado una explicación en términos dicotómicos de nativos e inmigrantes digitales. Quizás se sintió afortunado de ser uno de los nativos; quizás tuvo que aceptar con resignación que era un inmigrante digital. O quizás se sintió molesto (como yo) y con razón (como yo).

Es que este enfoque ha ido demasiado lejos y ha causado mucho daño. Puede que sea una de las peores ideas que hayan impregnado a la educación y en este artículo veremos porqué. Es hora de revisar los postulados, su desarrollo y sus consecuencias. Y, por el bien de profesores y alumnos, es hora de dejar este enfoque atrás. Tenemos mucho de qué hablar.


¿Qué plantea Marc Prensky?

En el año 2001 Marc Prensky presentó un artículo en el que reflexionaba acerca del declive de la educación estadounidense. En este trabajo señalaba que los estudiantes habían cambiado radicalmente y que el sistema educativo estaba diseñado para enseñar a otro tipo de personas (Prensky, 2001). En este punto es fácil estar de acuerdo con Prensky, porque se tienen muchos indicadores de que esto es así. 

Para Marc Prensky los estudiantes de principios de siglo no habían cambiado incrementalmente como había sucedido siempre en la historia de la humanidad. Para el autor, los cambios dramáticos producidos por la diseminación tecnológica habían producido una singularidad cuya consecuencia era la discontinuidad cultural (Prensky, 2001). Ya no había un lazo que uniera a las generaciones anteriores con las nuevas, sino que había aparecido una nueva cultura.

Luego avanza y señala que los estudiantes que estaban transitando la escuela secundaria habían pasado su vida entera rodeados de computadoras, videojuegos, reproductores digitales de música, video cámaras, teléfonos celulares y demás juguetes de la era digital. Más aún, que el graduado universitario promedio dedicaba menos de 5.000 horas a la lectura, pero más de 10.000 horas a los video juegos. 

Fuente: Pixabay

Y así, sostiene que “es muy probable que el cerebro de nuestros estudiantes haya cambiado físicamente -y sean distintos a los nuestros- como resultado de la forma en que crecieron” (Prensky, 2001, p.1). Antes de seguir quiero que noten que usa la palabra probable para sustentar el resto de sus ideas. 

Luego de considerar algunas posibilidades denomina Nativos Digitales a las nuevas generaciones nacidas con la tecnología. Se trata de una metáfora que compara la forma de manejar las tecnologías con la fluidez para dominar un idioma. Y si hay nativos, también habrá Inmigrantes Digitales.  

Finalmente considera que la importancia de esta distinción está en que los inmigrantes digitales aprenden a adaptarse de otra manera a su ambiente, que de alguna manera siempre hablarán el lenguaje de la tecnología reteniendo su “acento”, como quien siempre tiene un pie en el pasado. Según Prensky el problema está en que los docentes son inmigrantes digitales y, como tales, hablan un idioma pretecnológico desactualizado a una población que domina un idioma totalmente nuevo. En consecuencia, su análisis se centra en los desencuentros culturales de nativos e inmigrantes. 

Este trabajo pionero de Prensky termina como un llamado a la acción: Si los inmigrantes digitales realmente quieren llegar a sus alumnos, tendrán que cambiar. Tendrán que dejar de quejarse y adoptar la tecnología; a la larga tendrán éxito, tanto más si son apoyados por sus directivos. 


El problema con el postulado de Prensky

En el apartado anterior traté de hacer una revisión justa del trabajo seminal de Prensky. Si uno sigue el hilo de razonamiento puede advertir dos cosas: a) que presenta explicaciones plausibles para una realidad que todos vivenciamos y que b) no se basan en trabajos de investigación científica. 

Por empezar, no todos los niños nacidos después de los años 90 tuvieron acceso a la tecnología, ni todos los niños nacidos anteriormente carecieron de ella. Por lógica, las tecnologías digitales fueron desarrolladas por las mismas personas que Prensky denomina inmigrantes digitales, lo cual parece un contrasentido. De esta forma, nos vemos ante la necesidad de estrechar el conjunto poblacional que quedaría comprendido dentro de este enfoque y, dado que el autor lo piensa en clave educativa, podemos centrarnos en estudiantes de clase media-alta y docentes. Sigue teniendo valor, sólo que carece de su pretensión de universalidad. Ya no podemos decir que todos entran en estas categorías.

Con el paso de los años algunos autores siguieron la línea de Prensky y le dieron continuidad aceptando la conjetura del autor sin ponerla a prueba. En este caso, los trabajos siguientes hicieron de la cuestión un dogma del que podían extraer toda clase de conclusiones. 


Fuente: Pixabay

Otros autores, lo tomaron como punto de partida para reflexionar y salir del status quo. Por ejemplo, Jones (2012) intenta avanzar en un concepto superador de estudiantes en red, pero toma algunos recaudos como cuestionar el determinismo tecnológico y concebir a los jóvenes como actores que toman decisiones propias. 

Wang y colaboradores (2013), en cambio, cuestionan el punto de partida de Prensky. Sostienen que no hubo ninguna singularidad tecnológica-cultural y, por lo tanto, tampoco existe una discontinuidad generacional. Antes bien, sostienen que más que una dicotomía rígida, existe una continuidad que puede ser conceptualizada como fluidez digital. El término fluidez digital se refiere a la habilidad para reformular el conocimiento y expresarse de forma efectiva y creativa en un ambiente digital. El modelo conceptual propuesto toma en consideración las características demográficas, factores piscológicos, influencia social, oportunidades e intención en el uso de las tecnologías.

Finalmente, otros autores fueron más críticos. Por ejemplo, Benini y Murray (2013) señalan que la analogía de Prensky, a pesar de ser muy atractiva, carece de evidencia empírica que soporte su conjetura. En efecto, no se proveen evidencias ni hechos que puedan comprobarse. Ambos autores explican que múltiples variables están involucradas en el estereotipo del nativo digital como, por ejemplo, la ubicación geográfica, las condiciones socioeconómicas, origen étnico, género y formación. Todos estos factores influyen en la forma en que se accede a la tecnología. Benini y su equipo aportan evidencia de que, a pesar de que algunos docentes albergan una actitud positiva hacia la tecnología, algunos alumnos prefieren un enfoque educativo más tradicional basado en el uso de libros. Finalmente se argumenta que los nativos digitales solo han naturalizado la tecnología como parte de sus vidas y que las preguntas más importantes quedan pendientes de resolución: ¿se están mejorando los estándares de calidad? ¿dónde está el valor agregado de la tecnología? (Benini y Murray, 2013)


Lo que vemos en el aula

En el campo científico el valor de una teoría es la capacidad para explicar y predecir un fenómeno. Pero, antes de ser considerada como teoría, debe aportar pruebas que puedan ser verificadas de forma independiente y esto es lo que omitió Prensky: nunca aportó evidencia empírica que sustentara su discurso. Más aún, hacia el año 2009, comienza a abandonar el tema para centrarse en otros trabajos.

Mientras tanto, en los colegios de todo el mundo podía verificarse que los alumnos que habían crecido con tecnología tenían un buen dominio de ella y que, quienes habían tenido pocas oportunidades de acceso a la tecnología, la manejaban con dificultad. Punto para Prensky. 

Simultáneamente, podía verse el caso inverso, jóvenes que no sabían usar la tecnología a pesar de haber estudiado con ella y generaciones pre-milenials que aprendían a usar la tecnología con destreza. Prensky, todo mal.

¡He aquí el problema! La conjetura de Prensky finalmente no resuelve nada. Quizás porque siempre miró en el lugar equivocado. 

Es hora de dejar la conjetura de Prensky atrás

En mi opinión, estas son las tres razones principales para dejar atrás las ideas de Prensky:

  1. Porque nunca tuvo evidencia científica que la validara como una teoría. Más allá de todos los intentos por sustentar este postulado, nunca se logró construir un corpus teórico. La educación debería moverse a través del conocimiento que genera la ciencia. Explorar las ideas de Prensky, aunque sea para refutarlas, sirvió para entender que esa no era la respuesta. Éste avance es lo suficientemente valioso como para que nos sintamos satisfechos y sigamos adelante.
  2. Porque es un prejuicio. Convengamos que un prejuicio es un pésimo punto de partida. En vez de conocer a las personas y valorarlas por su afinidad con la tecnología o lo que han aprendido, estamos asumiendo su potencial y capacidad basándonos en su edad. Es simplemente injusto. El joven que no tuvo acceso a la tecnología se ve ante la expectativa social de manejarla con fluidez. Del mismo modo hay docentes que no son elegidos para un cargo académico sólo por su edad. 
  3. Porque no valora el esfuerzo de aprender la tecnología. Los jóvenes que manejan la tecnología tuvieron que aprender; incluso si provienen de una clase social privilegiada que tuvo acceso a la tecnología, nada se aprende por ósmosis. En la universidad o en el trabajo, se necesita un alto grado de alfabetización informacional. Estamos hablando de saber utilizar programas de oficina como Word, Excel, PowerPoint; de saber redactar y comunicarse eficientemente por correo electrónico; de manejar las redes sociales tanto en lo tecnológico como en lo protocolar -porque las habilidades sociales en la comunicación digital son tan importantes como en la comunicación personal. Todas estas habilidades demandan tiempo y esfuerzo. No se pueden aprender jugando con la PlayStation. Si un joven o un adulto mayor usa la tecnología es porque -dadas las oportunidades- se dio a la labor de aprender. 


Para seguir conversando

Dicho todo lo anterior, Prensky acierta con su llamado a la acción. Para manejar con destreza la tecnología hay que armarse de valor y utilizarla. Este punto tan sencillo es lo más potente de su postulado.
 
También entendemos mejor que, sin acceso equitativo a las tecnologías, habrá una brecha digital que afectará a la educación y a la sociedad. Es un problema de base mucho más profundo.

Ahora mi pregunta para usted es: ¿alguna vez la/lo catalogaron inmigrante o nativo digital? Por favor, comparta su experiencia en el cuadro de comentarios.

¡Nos seguimos leyendo!

Enrique Ruiz Blanco

Fuentes consultadas

  • Benini, S. y Murray, L. (2013). Critically Evaluating Prensky in a Language Learning Context: The “Digital Natives/Immigrants Debate” and its Implications for CALL. In L. Bradley y S. Thouësny (Eds), 20 Years of EUROCALL: Learning from the Past, Looking for the Future. Proceedings of the 2013 EUROCALL Conference, Évora Portugal (pp. 25-30). Dublin/Voillans: © Research-pulbishing.net.
  • Jones C. (2012) Networked Learning, Stepping Beyond the Net Generation and Digital Natives. In: Dirckinck-Holmfeld L., Hodgson V., McConnell D. (eds) Exploring the Theory, Pedagogy and Practice of Networked Learning. Springer, New York, NY. https://doi.org/10.1007/978-1-4614-0496-5_2
  • Prensky, M. (2001). Digital natives, digital immigrants. On the horizon, 9(5).
  • Smith, Erika (2012). The Digital Native Debate in Higher Education: A Comparative Analysis of Recent Literature. Canadian Journal of Learning and Technology. Volume 38(3). Otoño 2012.
  • Wang, Q.; Myers, M. y Sundaram, D. (2013). Digital Natives and Digital Immigrants. Bus Inf Syst Eng 5, 409–419. https://doi.org/10.1007/s12599-013-0296-y

 

Comentarios

  1. Por mi edad no encuadro dentro de los nativos digitales, pero eso no ha impedido que a través de los años me mantenga al tanto de las innovaciones tecnológicas y haya aprendido a utilizar las TIC y las aplique en mi trabajo y tiempo libre. Me encanta descubrir nuevas tecnologías para mejorar las tareas diarias de estudio y/o trabajo.
    También coincido en que la brecha digital se amplía y queda de manifiesto cuando analizamos el contexto de las personas. Más que su edad vale investigar las condiciones socioeconómicas, el lugar geográfico de residencia, la formación escolar, entre otros.
    Muy bueno el artículo.

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    Respuestas
    1. Totalmente de acuerdo. Las condiciones de contexto son mucho más condicionantes que la edad a la hora de determinar el grado de acercamiento a la tecnología. ¡Muchas gracias por los comentarios!

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